jueves, 18 de junio de 2020

Junio 2.020 Las ratas de Miguel Delibes


En el año que celebramos el centenario de su nacimiento. 



En Las ratas Miguel Delibes nos cuenta cómo transcurre la vida en un pequeño pueblo de Castilla en la España de la posguerra, donde sus gentes se las ven y se las desean para ganarse el sustento diario trabajando de sol a sol una tierra seca y desagradecida que, sin embargo, nunca garantiza ningún resultado.
En medio de ellas destaca el Nini, apenas un chiquillo, callado, sereno y amante de la naturaleza: el protagonista. Con su sabiduría, el Nini cambia el modo de ver la vida del campo del lector y nos introduce de lleno en ella. Él “intuye la vida en torno” donde otros ven un desierto, e interactúa y aprende de ella todo el tiempo, poniendo sus conocimientos al servicio de los demás vecinos.
Entre el resto de personajes despunta el tío Ratero, padre del Nini, personaje extraño, amoral, respetable, obstinado y básico, el cuál vive en una cueva apartada del pueblo y se gana la vida cazando y vendiendo ratas a los demás vecinos del pueblo.
En el recorrido que hace el lector siguiendo al Nini y a la Fa, su perra, por los alrededores del pueblo, de anécdota en anécdota y suceso en suceso, vamos conociendo a los demás vecinos que, con sus grandezas y miserias, dejan de ser un conjunto impersonal para, capítulo tras capítulo, ser personas concretas, con un rostro casi nítido. Las relaciones entre ellos, sus quehaceres y andanzas, los sucesos que tejen la vida del pueblo ofrecen un retrato real de un mundo ya casi extinto, con su propio ritmo y maneras.
Delibes nos insiste para que miremos y podamos apreciar, tras la rudeza y los sencillos caracteres de unos y otros, la grandeza de un estilo de vida, la de unas personas trabajadoras y sufridoras, hechas de otra pasta, que ven cómo la tierra y el clima, crueles y caprichosos, juegan con sus vidas sin reparo. En el pueblo las tragedias se reciben y aceptan con naturalidad y, a base de resignación y fortaleza, agachando la cabeza quizá con rabia, se sigue adelante. Y las alegrías, por escasas, cuando llegan, se saborean de verdad y se contagian por todo el pueblo.
Nos vemos el próximo miércoles 24 de junio.