Comenzamos por un autor norteamericano contemporáneo.
El protagonista, Óscar, es un joven de raíces dominicanas que vive con su madre y hermana en un gueto de Nueva Jersey. Tras una infancia normal, “la adolescencia temprana le golpeó de forma especialmente fuerte” y Óscar se transformó en un joven desmesuradamente obeso, feo. Obsesionado por las mujeres, Óscar, un antihéroe, se enamora perdidamente de todas las que conoce, pero ninguna le corresponde.
Esta sensación de perpetuo fracaso amoroso marca su vida y le lleva a convertirse en un friki solitario con “un compromiso absoluto con la literatura de género”: ciencia ficción, cómics, literatura fantástica, Tolkien, juegos de rol. La novela comienza contando la vida de Óscar en Nueva Jersey, sus estudios, la relación con su familia, sus rarezas, sus lecturas y aficiones, sus depresivos estados de ánimo y su agobiante obsesión por el sexo y las mujeres…
Pero Óscar, según los dominicanos, es víctima de un fukú, una maldición familiar que se extiende a través de varias generaciones, aunque él no sea consciente de ella. Y esa maldición tiene su origen familiar en la historia reciente de la República Dominicana, en los años de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, que controló el país con mano de hierro desde 1930 hasta su asesinato en 1961.
Junto con la historia de Óscar, una víctima más de esa extraña pero contundente maldición, se cuentan también las vidas de su hermana Lola, su madre y su abuelo. Cuando el autor desentraña las historias familiares de varias generaciones, la novela sube en interés y en calidad, pues los aspectos históricos y sociológicos están muy bien captados por el autor, que combina un tono humorístico con otro elegíaco y costumbrista, muy logrado. Pero la novela está traspasada de un erotismo y un sensualismo avasalladores, pues el sexo parece ser la única preocupación de todos sus protagonistas, unos por sus conquistas -el narrador y las mujeres- y otros por sus ridículos fracasos -la desgraciada historia de Óscar-.
Junto con la vida en Estados Unidos de estos personajes se describe también la vida actual en Santo Domingo, la capital dominicana, a la que acuden de viaje los protagonistas para no olvidar sus raíces.
Junot Díaz cuenta todo esto de una manera un tanto deslavazada, como dejándose llevar del ritmo vital del Caribe, sin agarrarse a sólidas estructuras y dejando que la novela avance de una manera aparentemente caótica. A ello contribuye un estilo vivo y caribeño, una especie de criollo con palabras y expresiones intercaladas, propias de los emigrantes dominicanos. El narrador es un personaje cercano a la familia, un antiguo novio de Lola, que aspira a convertirse en escritor. Pero también, en ocasiones, son los propios protagonistas los que cuentan su historia, como es el caso de Lola. En este sentido estructural y estilístico, la novela despista un tanto a los lectores, pero aquí reside en parte su atrayente originalidad.
Nos vemos el próximo 17 de noviembre a las 20 h. en el Centro Cultural Azarbe de Zaratán