La primera mitad del siglo XVI es una de las épocas más fascinantes de la historia y de la cultura españolas. Por espacio de unos cuantos años, España fue un país receptivo a las tendencias de renovación espiritual que llegaban del norte de Europa, un país libre, cosmopolita, abierto al mundo. El clima espiritual de España y de Europa en aquellos años era singularmente rico y variado. La defensa de la religión interior y del retorno a la fuente crística y evangélica que proponía Erasmo se enfrentaba con la religión de las bulas, las indulgencias y los rituales de la iglesia oficial. Por doquier aparecían tendencias místicas. El iluminismo prendió con fuerza en España.
Este es el contexto histórico donde se sitúa El hereje. La novela cuenta la vida de Cipriano Salcedo, un comerciante de pieles de Valladolid que, tras un largo proceso de desencanto con la religión oficial, acabará uniéndose al círculo "protestante" del doctor Cazalla y el noble Carlos de Seso (ambos personajes históricos) y sufrirá las consecuencias, como tantos otros, de la persecución desatada contra los herejes en 1558 y que llegó a la localidad de Villamediana.
A través de las peripecias vitales y espirituales de Cipriano Salcedo, Delibes traza con mano maestra un vivísimo retrato del Valladolid de la época de Carlos V, de sus gentes, sus costumbres y sus paisajes. El 31 de octubre de 1517, Martín Lutero fijó sus noventa y cinco tesis contra las indulgencias en la puerta de la iglesia de Wittenberg. Ese mismo día nació en la villa de Valladolid el hijo de don Bernardo Salcedo y doña Catalina Bustamante, bautizado como Cipriano. En tiempos de convulsiones políticas y religiosas, esa coincidencia de fechas marcaría fatalmente su destino. Huérfano de madre desde su nacimiento y falto del amor del padre, Cipriano contó, sin embargo, con el afecto de su nodriza Minervina, una relación que le sería arrebatada y que le perseguiría el resto de su vida. Convertido en próspero comerciante, se puso en contacto con las corrientes protestantes que, de manera clandestina, empezaban a introducirse en la Península. Pero la difusión de ese movimiento fue progresivamente censurada por el Santo Oficio.
Delibes no ha querido llevar su historia por el sendero de la discusión espiritual, sino por el de la ética. Frente a la lujuria de detalles sobre telas, modas, comunicaciones, alimentación, medicina o costumbres diversas con que nos regalan las cuantiosas y acogedoras páginas de El hereje, la riqueza y variedad de tendencias espirituales del siglo aparece apenas esbozada. El sentido de la fábula de Delibes se orienta más bien al viejo tema del altruismo contra el egoísmo, de la libertad contra la represión. El hereje es ante todo una indagación en las relaciones humanas en toda su complejidad; un canto apasionado a la tolerancia y la libertad de conciencia. Es también la historia de unos hombres y mujeres de carne y hueso en lucha consigo mismos y con el mundo que les tocó vivir; una novela inolvidable sobre las pasiones humanas y los resortes que las mueven.
Nos vemos el próximo miércoles 21 de abril, a las 20 h, en el Centro Cultural Azarbe. Zaratán
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